martes, 20 de enero de 2009

Un cuento de hadas


He estado vagando por infinidad de mundos
descubriendo trovadores de almas,
colores que suenan a música,
damiselas cazadoras de dragones.

Paseando entre sus estrellas,
descubrí una luz que se puede oler,
tocar su aliento y coger sus rayos.

En mi fantasía estás tú,
donde puedo acariciar tu suspiro,
beber tu canto y atrapar tu fragancia.

Ten princesa tu cuento,
escríbelo junto a duendes,
que te enseñen los secretos
peor guardados del mundo,
sobre balconadas de nubes.

Ten princesa tu cuento,
y llévatelo al rincón
menos escondido del mundo
y así poder raptarlo
con mi red de estrellas.

martes, 13 de enero de 2009

Primavera


La primavera ha llegado hoy a mi puerta,
ya es tiempo de las flores y los pajarillos,
es el tiempo de sentarme frente a ti, y escuchar tu canto.

Rauda y veloz así has llegado,
en mitad de la gélida noche,
suspirando historias, abrigando hadas y duendes.

Es tiempo, si, es tiempo,
de pasear a la orilla del rio, surcar mundos
y bailar en la punta de las estrellas.

Me postro ante ti,
pero mi corazón no llega a la cima del descanso de tus sueños,
humilde, imploro un cuento, susurrado al oido.

Llévame a la luna, testigo mudo de noches veladas,
cántame la canción que aún no ha sido escrita,
y lléname el corazón de leyendas que aún no han sido narradas.

Para Ti...para la que está en lo alto de la silla...

domingo, 4 de enero de 2009

Ella viene del mar


Sentados en la orilla del mar, bajo un cielo de miríadas de estrellas, olores de sal y brisa fresca se mezclan con nuestros sentidos.

Ven amor, abrígame en tu pecho, pon en tus dedos anillos de mis cabellos, huele la fragancia de mi piel, embriágate de ella.

Retoza sentada junto a mi, en la orilla, frio testigo de la pasión, mudo guardián de los días sin noche y sombras esquivas.

Que llegue el alba, que el sol sonría al ver nuestros brazos fundidos en un enjambre de miel de caña.

Mis palabras, esas sonámbulas perdidas, transitan desde donde estoy hacia el horizonte sin encontrar su destino, tu corazón.

Abrázame y que el día nos deje reposar en los sueños perdidos, en el tiempo que no fué.

Mi barco espera, tranquilo, manso.

Y me despido de ti.

Sé que volveré al puerto de tu razón. Espérame amada mía, llegaré con presentes y alma renovada, templado y agotado de la singladura de mi espíritu, pero llegaré, más no me reconocerás, así sabrás que mi corazón suspirando está.